Tal vez esto ocurre cuando nos vamos de la casa de nuestros padres y abandonamos esa ignorancia protectora, que sin juzgarla buena o mala, nos aísla un poco de la realidad. O puede que sea en la Universidad, donde nos sumergimos en un mar de realidades distintas hasta el punto de casi olvidar la nuestra. Cuando absorbemos vivencias ajenas o comenzamos a desear vidas que no hemos vivido.

Luego vuelve el balance, creo que con el amor, cuando podemos unir las mitades correctas para poder pensar; y volvemos a valorar, añorando porque no, esa ignorancia protectora que nuestros padres tejieron alrededor nuestro. Pero ya no se puede. Ya vimos las vidas y las realidades, y nuestra visión del mundo cambió para siempre.

Perdimos ese manto protector de nuestra infancia y solo nos resta agradecer, pensando en futuros posibles, que se vuelven más reales ahora que los conocemos.

Es en ese momento crítico cuando se nos presentan las dos opciones. Solo son dos creo, aunque acepto otras opiniones.

Podemos aceptar la realidad como inmodificable, o podemos hacer un esfuerzo para cambiarla.

Si aceptamos la desigualdad y la inequidad, podemos decir miles de por algo será, alguien se tendría que ocupar, o todo esto es por culpa de fulano, o algo así. Y quizás tengamos un poco de razón.

La teoría indica que trabajamos, pagamos nuestros impuestos, y a cambio de estos obtenemos Salud, Educación, Seguridad, Justicia, y algunas cosas mas. Pero tal ves pagamos pocos impuestos, no se. O no se usan para lo que necesitamos. O quizás haya muchos intermediarios entre los recursos y las necesidades.

Como sea, siempre es lo mismo. La respuestas cambian pero los problemas siguen ahí. Podemos iniciar un debate infinito sin modificar nada, razonando o explotando, dramáticamente.

La otra opción es incluir en nuestra larguísima lista de objetivos personales, uno nuevo que sea un poco más amplio, que nos desplace del centro del universo. Un objetivo o una tarea sencilla, que haga de esta vida, de nuestra vida, de todas las vidas, una experiencia un poco más justa.

En ese caso la pregunta siempre es cómo, y debe haber muchos cómos, no lo dudo.

Nosotros decidimos intentar cambiar la realidad creando un nuevo sistema. Un sistema donde la ayuda llega a la necesidad en forma directa. Donde podemos ayudar con dinero, fácil, rápido y seguro. O dar un paso más y pintar en los muros un mensaje un poco más importante, un poco más comprometido, para después poder empujarlo con fuerza. Para que nuestros amigos puedan ayudar con su dinero, fácil, rápido y seguro, o para que ellos también puedan dar un paso más allá.

Porque el sistema tradicional, el que conocemos desde siempre, ese sistema ya no funciona. Un millón de razones pero la necesidad sigue ahí, y en la vida que me tocó vivir, el resultado manda.

Hoy estamos acostumbrados a reunirnos en comunidades, a compartir nuestros gustos, a sumarnos, recomendar, informar, actualizar. Hoy podemos enterarnos de todo en un segundo y comunicar ese todo solo con un click. Hoy podemos saltar por encima de los intermediarios, decidiéndole a todos que este es el momento de hacer de nuestras vidas una experiencia un poco más justa.

Y dar, con mucha más facilidad de lo que creemos.

Porque al tomar la segunda opción, al intentar modificar esta realidad que conocemos, nos damos cuenta que un poquito de nuestro esfuerzo ya no nos pertenece.

Y reconocemos la verdad, que solo tienen los poetas, cuando escuchamos a Jorge Luis Borges diciéndonos que solo podemos dar lo que ya hemos dado, porque solo podemos dar lo que ya es del otro.

#NoblezaObliga